lunes, 17 de octubre de 2011

Solidaridad con mayúsculas.

En estas semanas están apareciendo noticias que refieren a la presencia de la solidaridad en nuestra sociedad. Por un lado, el aumento de ingresos realizados por personas particulares a Cáritas durante el año 2010, un 12%, y un incremento en el personal voluntario de la organización. Por otro lado, el secuestro de las dos cooperantes de Médicos sin Fronteras en Kenia en el campo de refugiados keniano de Dadaab nos recuerda que hay miles de compatriotas que, a través de diversas ONGs de toda índole, están aportando su esfuerzo para hacer un mundo mejor.

Estas noticias también nos indican que en España son millones las personas que necesitan acercarse a Cáritas para conseguir lo más básico mientras los grandes titulares de los medios de comunicación se centran en trasladarnos la necesidad de “salvar a la banca”. Nos dicen que el campamento de refugiados de Dadaab, creado en 1991, es el mayor del mundo y en la actualidad alberga a casi 500.000 refugiados somalíes que han huido de la inseguridad y la sequía que azotan a este país del Cuerno de África, mientras unos pocos especulan con el precio de los alimentos.

Nos muestran el lado más humano de nuestra sociedad. Una sociedad que es conocedora que estos momentos de recortes institucionales deben ser momentos de solidaridad. Ya sabemos que estos actos no modifican las estructuras económicas pero sirven para que miles de personas puedan llevar una vida un poco más digna. Yo creo que es motivo suficiente para echar una mano.

Son actos que permiten ir cambiando la realidad, por que como decía Ignacio Ellacuria ”La verdad de la realidad no es lo ya hecho; eso es sólo una parte de la realidad. Si no nos volvemos a lo que está haciéndose y a lo que está por hacer, se nos escapa la verdad de la realidad”.

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