viernes, 23 de diciembre de 2011

Gente Necesaria

Muchas veces es necesario que alguien dé el primer paso. Incluso en situaciones claramente de injusticia siempre hay alguien que se pone delante. Personas que en su aparente soledad es admirada primero en silencio y luego arropadas por sus conciudadanos.
                Esta reflexión me ha venido a la cabeza después de la lectura y posterior visionado de la película “Matar a un ruiseñor”.
                Este  libro fue  escrito por  Harper Lee en los años 60 y debe ser contextualizado en los años 40. La historia transcurre a lo largo de un período de tres años durante la Gran Depresión en una zona rural de los Estados Unidos.
La trama sucede en  una  localidad sureña de  Alabama. En el mismo Estado en que vivía Rosa Parks, la mujer negra que desafió a la América blanca. En 1955, Parks se negó a ceder su asiento en un autobús público de Alabama e impulsó el fin de la segregación racial en EEUU.
El libro narra los prejuicios raciales y de clase social imperantes en una sociedad que califica a sus integrantes primero por su raza y luego por su condición económica o de creencias. En un mecanismo primario que permite culpar al otro, el famoso chivo expiatorio, de todos nuestros males. Estos prejuicios son especialmente acentuados y peligrosos en momentos de crisis como la vivida en Estados Unidos en el periodo entre guerras y que se está produciendo en nuestra sociedad en estos momentos. Se estigmatiza a los inmigrantes, parados, “vagos”, etc., culpándoles de  la situación en la que nos encontramos.
Pero sobre todo habla de valores. El abogado, encarnado en la película por Gregory Peck, da un paso al frente para defender a un ciudadano negro acusado, por lo que deja intuir el libro, injustamente. Defiende el derecho de todas las personas de ser tratadas por igual, a disfrutar de los mismos deberes y obligaciones del resto de la ciudadanía. En esta defensa inicialmente se enfrenta a todos los ciudadanos blancos de su pueblo, pero a lo largo de la lectura de las página se va observando que son varios los que, más o menos públicamente, apoyan su actuación.
Son necesarias esas personas que dan en un primer momento la cara por el resto. En muchos casos a costa de perder su anonimato y con ello un poco de libertad. En otros casos pierden hasta la vida. De su ejemplo nos fortalecemos y les acompañamos. Son personas ejemplares, en su acepción de  ser dignas de ser propuestas como modelo.  Si cerramos los ojos a todos nosotros nos vienen imágenes de personas desde lo más cercano a lo más lejano de compromiso. A todas ellas mi reconocimiento y gratitud. Y el deseo de que se sientan arropadas por nuestra actitud. Para el 2012 vamos a necesitar de muchas de ellas.
“Aprendí que la valentía no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre el miedo. El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo”. Nelson Mandela.

sábado, 17 de diciembre de 2011

¡No te cuesta nada!

Generalmente cuando oímos esta frase nos echamos a temblar. Nos tememos que detrás de esta solicitud nos viene un marrón. Pensamos: “¿si no cuesta nada  por que  no lo haces  tú?”
No temáis; del tema que os voy a comentar efectivamente no os cuesta nada, casi nada. Como reciente donante de sangre, apenas dos años, me voy a encargar de daros el tostón, eso sí con cariño, para que me acompañéis en esta tarea.
A veces nos tenemos que encontrar en una situación de necesidad para apreciar lo necesario de este gesto, en otras ocasiones son las campañas de concienciación las que nos hacen acercarnos al Banco de Sangre y en otras la condición de donante  de alguien cercano. Lo de menos es la motivación que te impulse a realizar un acto como este, lo necesario es que todos lo realicemos.
En el tiempo que llevo donando sangre me he encontrado con muy buena gente. Profesionales de lo público que desde el primer momento te hacen sentirte cómodo. Te explican con claridad todo lo que supone la donación. Realizan todo el proceso con un tacto y una profesionalidad extraordinaria. Y siempre te atienden con una sonrisa. Al finalizar un refresco con un bocatica y hasta el trimestre que viene.
En estos tiempos de crisis hay actos sencillos que adquieren valor. En una tierra como la nuestra acostumbrada a la solidaridad en todas sus acepciones, que las donaciones se encuentren por encima de la media del Estado nos debe hacer llenar de satisfacción.
                Ya os he avisado en el titular: ¡No te cuesta nada!